martes, 8 de octubre de 2013

Vísteme despacio...

... que tengo prisa!
Está visto y comprobado que no siempre podemos controlarlo todo. Y lo peor es creérselo e intentarlo a toda costa, porque seguramente la frustración llegue en algún momento.
En mi caso, además de ser autoexigente, tengo el defecto de ser impaciente. Me cuesta esperar. Quiero las cosas YA! Y no paro de derrochar toda mi energía en lograr lo que me propongo. Propósitos a veces poco meditados y muy bien vistos.
La mayoría de las veces ese torrente de energía me funciona. Pero no siempre. Y en esas excepciones es cuando me atranco. A veces nisiquiera dejo que pase el tiempo suficiente para evaluar. Es cierto que soy intuitiva, pero hay cosas a las que es mejor dar algo de tiempo.
Ultimamente más que nunca. Mientras más quiero avanzar más lejos me siento de lo que quiero obtener. Y es porque en muchas ocasiones, la mejor forma de avanzar es frenando. Y si no lo quieres ver, la vida te obliga. Dejando de forzar y que las cosas vayan fluyendo. Que el cuerpo te lo pida. Incluso otras veces aceptar que no es el momento pero que lo tienes como objetivo a medio o largo plazo. Porque, como dice mi amiga Carmen, "si lo deseas, finalmente lo harás", pero no por ello hay que precipitarse.