Esos que la conciencia no alcanza a controlar. Esos que reflejan lo más irracional.
Son los que, si tengo que elegir -si puedo-, más me gustan de ti.
Y es que no es tu pelo, tu sonrisa eterna o tu forma de vestir.
Es tu energía, tu carisma, tu elegancia natural.
Llenas, inundas, brillas. Eres grande.
Fascinante. Atrayente. Como un enorme imán.
Microgestos.
Me quedo con ellos. Tu verdad.