martes, 8 de marzo de 2016

Come, Reza, Ama

No me llamo Julia, no tengo el pelo rizado ni soy actriz de Hollywood. Sin embargo, empatizo tanto con la historia de esta película que a menudo me creo la protagonista.
Ruptura con la opulencia, el postureo y la seguridad. Emprender un viaje lleno de risas y lágrimas, entretenerse por el camino con aventuras de veinteañera. Ir lejos, muy lejos. Vaciarse para llenarse. Perderse para encontrarse. Cansarse para valorar el descanso, tener hambre para disfrutar la comida. Sentirse distinta. Meditar, descubrir la magia de la quietud. Bali... Ketut... esos inolvidables paseos en bici entre palmeras. Esa persona especial que no quiero dejar entrar por miedo a perder el equilibrio alcanzado.
Casi estoy llegando al final de mi película, y como Julia, me pregunto ahora si debería hacer caso a Ketut y encajarlo en mi vida.