lunes, 8 de diciembre de 2014

Volando...

... se pasa la vida.

He de decir que a diferencia del común de los mortales, me encanta montar en avión. 

Quizás porque no haya tenido un buen susto, pero hasta la fecha, lejos de causarme miedo, me hace sentir especial. 

Eliminando esperas, cargas de peso, semidesnudos y toda la parafernalia que supone acceder al asiento, aún sigo viendo esta experiencia como algo maravilloso.

De repente dejar la cotidianeidad y ver la ciudad a lo lejos, desde arriba, en pequeñito. Bonita forma de relativizar.

Surcar sobre una preciosa manta de nubes blancas, ver un sol radiante brillar, sentir el calor puro de los rayos que aún no alcanzan las calles. Eso me hace vibrar.

Expectante por lo que el destino me depare. Dirigirme hasta otros entornos. Hacerme sentir diferente. Bonita forma de soñar.

Y es que no hay nada como disfrutar del camino. Es mi secreto de la felicidad.