viernes, 25 de septiembre de 2015

"Aumente la capacidad sin aumentar de tamaño"

Pasando por la marquesina de un autobús, cansada y algo desanimada por alguna que otra chorrada, me quedo mirando el eslogan de un anuncio de frigoríficos. A priori, ver un frigo cuadrado y soso en una imagen, me genera más aburrimiento que otra cosa, pero la mente filosófica que me acompaña encuentra algo interesante en esa frase.
Hace ya unos 4 años, en la larga búsqueda de mi bienestar emocional, fui a parar a la consulta de un señor, amigo de la familia, que decía dedicarse a hacer terapias naturales, kinesiologia, osteopatia y otras tantas disciplinas.  Pero más que eso, se trataba de un ser inteligente que sabía ver a cada uno lo que necesitaba y lo que le estaba dañando. Aunque ciertamente escéptica hacia este tipo de cuestiones, y sin saber muy bien siquiera porque estaba alli, he de reconocer que fue la única persona que supo decirme cual era el origen de mi sobrepeso. Aunque pueda resultar raro, yo lo vivia tal y como me lo describió, y nunca antes lo había analizado así. Aumentaba de volumen para protegerme, para tratar de abarcar todo. Lo que yo ahora diría resultado de la ansiedad. Mal negocio, por supuesto.
Y seguí así. Hasta casi la obesidad. Hasta que aprendí, muy poco a poco y aún sigo aprendiendo, que la solución no estaba en seguir agrandando, sino en empezar a gestionar lo que tenía dentro.
Solo de esa manera empecé a ganar espacio donde tener mi alma y dejar resquicio para intercambiar el aire que respiro sin ahogarme.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Vida a bordo

La experiencia recién vivida como enfermera de crucero ha tenido momentos mágicos y momentos realmente difíciles. Eso sí, no pasa desapercibida y sin ninguna duda quedará marcado en mi vida y en mi corazón para siempre.
He tenido la bonita oportunidad de volver a sentirme enfermera de hospital, de conocer cómo es la vida abordo desde dentro, de llorar de emoción al descubrir un paisaje que de repente te rodea, de enamorarme con intensa pasión, de encontrar cada día un nuevo destino.
Toda una aventura llena de contrastes y con un final que todavía está por escribir pero que no pasa inadvertido.
Dejar que se derive de este viaje una decisión que haga cambiar el rumbo de mi vida está en mis manos.
Los motivos, los reservo por ahora.

Salir de la zona de confort

Si hay algo a lo que esté enganchada es a salir de la zona de confort.

No debe ser bueno ir en busca de nuevas sensaciones una y otra vez, pero reconozco que me encanta.

Ponerme a prueba. Sentir cada día como único y diferente. Soñar. Reinventarme.

Creo que no soy yo sola. Vivimos en una sociedad en la que los divorcios, los cambios de vida y el consumismo van in crescendo.

Me preocupa que esa búsqueda constante me haga tomar malas decisiones. Casi todo me cansa cuando se hace rutina... Pareja, trabajos, lugares... No sé si es inconformismo o miedo a encasillarme, a dejar de sentir y de superarme.

Pero lo cierto es que en ocasiones pienso que me impide lograr objetivos a largo plazo. No lo sé. Ni dónde ni cuando poner el límite. Lo que es normal y lo que no. Si llegará un día en el que iré viendo claro dónde parar.

¿Seré yo de esas personas que se pasan la vida buscando?
¿O acaso es mi rutina romper la rutina?