domingo, 9 de septiembre de 2018

La fábula del viejo y el caballo

«A ti, por lo que me has enseñado».

Un hombre vivía en una aldea con su familia y caballos de pura sangre.

Una noche un criado se dejo la puerta del establo abierta y el mejor caballo del hombre se escapó. Era una gran perdida para él, y todos los vecinos de la aldea vinieron a darle consuelo y lamentar su mala suerte. Pero el hombre no estaba afectado y les dijo: “ ¿mala suerte?, puede ser, puede ser...”.

Una semana más tarde el pura sangre volvió acompañado de una yegua y de otros caballos de mucho valor. Los vecinos fueron a visitar al viejo y le felicitaron por su buena suerte. De nuevo, el hombre no mostraba signos de una gran alegría, y repitió: “ ¿buena suerte?, puede ser, puede ser...”
Los vecinos se extrañaban de su comportamiento.

El hombre decidió aprovechar la llegada de los caballos salvajes y se dispuso a adiestrarlos con la ayuda de su hijo. Pero uno de los caballos era muy rebelde y al intentar domarle, su hijo cayó y se fracturó una pierna. Cuando vino el médico aseguró que siempre se quedaría cojo. Los vecinos otra vez se acercaron para darle consuelo al viejo, pero nuevamente repitió: “ ¿mala suerte?, puede ser, puede ser...”.. Esta vez los vecinos ya le tomaron por loco.

Pasaron un par de meses y estalló una guerra. Los soldados del rey fueron al pueblo y obligaron a todos los hombres jóvenes válidos a enlistarse para  combatir a un lejano y peligroso enemigo. El hijo del hombre se salvó por estar cojo, y los vecinos llorando por el partir de sus hijos a la guerra volvieron a decirle, que buena suerte has tenido con el caballo, a lo que el hombre volvió a responder, “ ¿buena suerte?, puede ser, puede ser...”.

... Y es que todo en esta vida depende.