lunes, 27 de mayo de 2013

Salí del cascarón

Ultimamente las cosas han dejado de salirme bien a la primera. Me sigo considerando una afortunada en la vida pero no soy "cascarilla". Hasta hace unos años pensaba que todo era fácil y no había nada que se me resistiera. Sin arrogancia. Demasiado positiva quizás. Llámame ingenua si quieres.
Fue entonces cuando empezaron a ocurrirme cosas nada graves pero sí nuevas para mí, como suspender un examen aún habiéndome dedicado a conciencia, recibir un toque de atención para ser despedida del trabajo, y no sé si a consecuencia, dejar de controlar mi estado de ánimo. Aprendí lo que es la frustración, a sentirme frágil, incapaz e incompetente. Y tras ello, a desarrollar superación personal, sacar fuerzas para impulsarme, paciencia y capacidad de resolución. Pero duele, y no soy inmune.
Me doy cuenta de que es esta etapa que llaman madurez. Esa etapa en la que aún te sale algo de acné pero tienes que empezar a usar contorno de ojos para prevenir. Esa etapa en la que tienes que empezar a tomar decisiones que posiblemente determinen el resto de tu vida, pero a la vez quieres disfrutar y no pensar.
Es complicado, pero creo que si se sigue al corazón y se lucha, es también gratificante ir viendo cómo cambia tu vida y tú mismo eres capaz de dirigirla hacia donde quieres. Eso quiero pensar.


lunes, 20 de mayo de 2013

La fuerza sin control no sirve de nada

Tras mucho reflexionar sobre las circunstancias que me llevaron a estar mal y a suponer un antes y un después en mi vida, me di cuenta de que en gran parte había sido por exceso de fuerza y falta de reflexión.
Lo del exceso de fuerza no sé si se entiende muy bien. Ser capaz de hacer grandes esfuerzos, tener un gran ímpetu, ilusión y confianza en mí misma, son cualidades que me caracterizaron -no es que ahora no las tenga, pero algo en mí ha cambiado .
Sin embargo, al hacer demasiado uso de ellas descubrí mi vertiente negativa:  Falta de sensibilidad al propio desgaste, no detectar cuando hacer o no hacer sobreesfuerzos y cuando los signos de alarma estallan, saber hacerles caso.
Es como darle una manguera contraincendios de alta presión a un niño. Puede acabar todo quemado y él empapado.
Puede que la fuerza de la juventud, como decía mi compañera de piso.
No tengo nada que lamentar, afortunadamente, aunque me hubiese gustado no tener que pasarlo mal para darme cuenta, y me gustaría sentir de una vez que todo mi esfuerzo ha servido para algo y estoy en el lugar donde quería estar. Y sino al menos, saber donde está y cómo llegar.
Tras esta caída he aprendido, eso sí, y seguiré caminando porque sólo el que no se rinde, gana.

jueves, 16 de mayo de 2013

Lo bueno, si breve, dos veces bueno

Como ya he comentado en algún que otro post, una de mis grandes metas es bajar de peso y sobre todo adquirir hábitos que me permitan mantenerme de forma saludable. Pues bien, antes hacía dietas y con el tiempo volvía a engordar, pero es que ahora ni eso! parece misión imposible, pierdo unos kilos y enseguida los vuelvo a recuperar... me pongo a plan y duro 10 días con suerte... la comida me pierde! Posiblemente marcarme un objetivo tan ambicioso como el de bajar 30 kilos no me ayude. Esta vez, y gracias a mi descubrimiento Curves, he marcado uno más realista: Bajar de 90. Al menos salud.
Los medios: hacer 30 minutos de ejercicio 4 ó 5 días de la semana e intentar no comer más si estoy llena, aunque quede comida en el plato.
Por primera vez, ir a un gimnasio no me parece un suplicio, sino una diversión y una gran motivación. Y una buena parte es debido a la filosofía de este lugar. Las monitoras, además de estar constantemente guiándote y corrigiendo cada ejercicio, te motivan enormemente. Puedes entrar cuando quieras, solo necesitas 30 minutos y eres algo más que un número. Creo que este es mi lugar.


lunes, 6 de mayo de 2013

Las cosas sencillas

Nos pasamos la vida estudiando y trabajando para adquirir una buena casa, un coche, ropa y más ropa, muebles, bolsos, tecnología... Y resulta que nacemos y morimos desnudos... Y que las cosas que más felices nos hacen sentir no se pueden pagar con dinero... están en la naturaleza, en uno mismo y en las personas con las que la compartes.
Tampoco es que yo sea muy mayor, y no me gusten los buenos restaurantes, los coches de diseño, o las terrazas más selectas de cualquier ciudad, pero la experiencia me va demostrando que los más felices y auténticos hasta el momento vividos, casi siempre han sido bastante sencillos... un camino de santiago sin mirarme al espejo y con la ropita justa ... largas horas en tren cruzando Europa en un Interrail... o acampar en una playa portuguesa una noche de verano...
No digo que darse a la vida hippie sea la vía para ser feliz, pues todo se puede disfrutar, pero que buscar la satisfacción en cosas materiales te aporta un bienestar ciertamente efímero.
Cosas como sentir la arena de la playa en la espalda, escuchar las olas romper... zambullirse en el mar en un día de calor... tumbarse mirando al cielo en una noche de verano... sentir la brisita, escuchar los grillos y ver las nubes pasar ... un beso que sale natural... una buena conversación... las notas de una guitarra ...o una canción...
Cada cual tendrá sus preferencias... pero sea cual sea, lo importante es no dejar de hacer todo eso que nos hace sentir de verdad...