martes, 28 de noviembre de 2017

El año en el que pasó lo que tenía que pasar

Digamos que no ha sido nada fácil. Podría calificar a 2017 como uno de los más duros de mi, y de nuestra vida. Verdaderamente, tal y como auguraba el Diciembre pasado, hemos asistido un cambio de ciclo en casi todos los aspectos.

No necesito ver más que 11 meses para tenerlo claro. Lo hubiese dicho hace 4.

Una separación, dos muertes cercanas, enfermedades que casi cuestan la vida y la cordura, un cambio de trabajo importante, muchas discusiones, nuevos dragones con los que batallar.

Un verdadero golpe de realidad.

Pero también nuevos y preciosos proyectos que marcan un antes y un después, un nacimiento. Máximo. Nuevos lugares, grandes personas y experiencias mil.

El nacimiento de una nueva era. Como todos los inicios, duros pero con nuevas y bonitas esperanzas.

Y sí, dejando de lado la muerte, ciertamente ha sido un año en el que pasó lo que tenía que pasar.

Lo de ellos, de algún modo, tenía que acabar.
Yo. Yo tenía que empezar a despegar.
Ahora río con más fuerza.
Ellos han vuelto a crecer.
Yo soy más feliz que nunca a pesar de las circunstancias.
Ellos lo serán.

72.000 lecciones.
Nunca dejaremos de aprender.

Gracias 2017, porque sin ti no seríamos los que somos hoy. Pero con ganas de despedirte en paz. No te olvidaré.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Ojos abiertos, aunque lleven lágrimas

Me alegra estar triste.

Paradójicamente, me alegra romper a llorar como resultado de haber conectado con el sentimiento de pena, de compasión, de unión, de pérdida.

Creía que ya ni existía ese amor ahí adentro, que tendría que ser feliz sólo con la alegría que genero cada día, con la energía de la que me lleno, por mi progreso y mi vida.

He roto por un momento la coraza que tan bien me está protegiendo y que tanto brilla.

Gracias a Dios que queda algo del pasado y puedo revivirlo. Aunque haya cambiado, es parte de mi yo, mi ADN, mis raíces.

Necesitaba sentir y llorar, y más que necesito, porque me hace feliz conectar de verdad con las emociones.

Lejos de estar perdiendo la cabeza, me recuerda que estoy presente, estoy consciente, estoy despierta. Aquí y ahora.
Eso quiero seguir sintiendo.