jueves, 26 de septiembre de 2019

Brillar con luz propia

Hace algunos años se puso muy de moda, y de hecho lo hablaba en un post, eso de la zona de confort, la de pánico y la mágica.

Es muy gráfico, y muy real.
Ahora, de nuevo, he vuelto a cruzar esa pasarela.

Soy miedosa, valoro la comodidad, intento no perderla de cien maneras, pero por encima de todo, persigo lo que quiero, y no descanso hasta encontrar las armas para conseguirlo siempre.

Y, francamente, merece la pena.

No hay duda de que, con independencia de lo que venga, sentir que das un paso en la dirección correcta, afrontando los riesgos y consecuencias, es realmente mágico. Compensa. Siempre compensa.

Para mí, estos son los momentos por los que merece la pena luchar en la vida.

Esas sensaciones, las que refuerzan las convicciones. Y hacen creer en el instinto. Sensaciones de realización, y de fortuna.

No hay nada como vivir fluyendo.
Alcanzar una meta.
Caminar en el presente construyendo futuro.

Sin maquillaje, sin aditivos.
Brillando con luz propia.

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