lunes, 8 de julio de 2019

Pasta mamá

De ella siempre dijimos «está hecha de otra pasta».

Al igual que cada material tiene sus propiedades, y una denominación, pero no reconozco ningún otro que sea igual.

Al pensar en ella, a lo que más se me parece es al acero y al algodón.

Algodón porque al pensarla la recuerdo blanda. Blanda, tierna y agradable como el algodón.

Cálida y acogedora, como una mantita en una tarde de invierno. De algodón.

Ella cuida, cura y mima. Con templanza y valentía. Como se curan las heridas.
Con algodón.
Pero sobretodo con dulzura, paciencia y mucho amor.

Al igual que este material, ella amortigua golpes, pues tiene un alto componente de comprensión. 

Ella es de acero y algodón.

Para amortiguar sin romper, acero debajo lleva. Por eso digo que de acero también debe ser.

Comprometida.
Como los enlaces moleculares de este metal, fuertemente ligados, unidos íntimamente sin otra fácil intención.

Ella es torrente de energía incesante. 

Siempre derrochando incondicional amor.
Como el acero, eres fortaleza. 

Eres algodón.

Mamá, eres constancia y persistencia.
Indestructible. Aunque ser humano.

De acero y algodón.

Si además le sumas también GENEROSIDAD -en mayúsculas-, y perdón.

Definitivamente ella es un nuevo material, una pasta especial.

Que la hace única, grande, especial.

Ella es «pasta mamá».

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