domingo, 3 de marzo de 2013

Para hacer bien el amor hay que venir al Sur

Una de las muchas ventajas de vivir en el Sur de España es que casi siempre tienes Sol... Algo así como 300 días de media anuales. Que se dice pronto.
Yo, es una cuestión que hasta hace bien poquito no me había planteado. Concretamente, hasta que dejé de tenerlo por sistema.
Primero en mi experiencia Erasmus por el norte de Europa, allá, donde por Diciembre los días transcurrían en penumbra. Si te despistabas, almorzabas de noche! (eso sí, horario español). Y más tarde en Madrid, lugar en el que he pasado los seis últimos años de mi vida, y en el que más que ausencia de sol, tenía ausencia de ventanas al exterior en mi lugar de trabajo. Lo que se traduce en dejar de ver la luz del sol a partir de las tres de la tarde durante años de tu vida.
Posiblemente os parezca una tontería. Se puede vivir. Sí. Pero peor. Y no es que lo digo yo, porque lo he vivido, lo dicen los estudios. Al igual que la glucosa al músculo, la luz solar es a nuestro cerebro. Necesaria, vital y fuente de felicidad.
Por tanto, no es casualidad que el cubano ría y baile a pesar de sus miserias, que el andaluz no se quiera mover de Andalucía, ni que miles de nórdicos jubilados con elevado nivel cultural se decidan a pasar el resto de sus días en este rinconcito del mundo.

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